Sería imposible describir la celebración de los días de Pésaj en el Hogar de "Bait Lepletot".
En el ambiente hogareño, las niñas realmente sintieron lo que significa festejar un Pésaj en casa. ¡La atmósfera del hogar se palpaba en todo sentido! Las niñas vivenciaron la búsqueda del Jametz y su quema al día siguiente, la celebración de la noche del Séder y todas las comidas de los días posteriores de Jol Hamoed. Como se suele hacer en muchos otros hogares judíos, también ellas tuvieron la oportunidad de visitar el Kótel durante la festividad y de recitar la bendición especial por el florecimiento de los árboles en esta época.
¡La atmósfera durante la noche del Séder fue tan elevada que era digna de traer la llegada del Mashíaj! Imagínense a estas niñas huérfanas y desdichadas, solas en el mundo, sin un padre ni una madre, sentadas alrededor de una mesa muy elegantemente dispuesta y hermosamente vestidas con las nuevas ropas que les compraron especialmente para el Jag. Ellas interactuaron en el Séder, preguntando el Ma Nishtaná, comiendo la Matzá y bebiendo las 4 copas de vino… ¡Sus rostros irradiaban una alegría y emoción extraída de otro mundo! Y cuando el Rabino Rosenfeld comenzó a enunciar el Kadesh Urjatz, ninguna pudo contenerse y sus lágrimas rodaron libremente por sus mejillas.
La emoción alcanzó su cúspide cuando la puerta fue abierta para recibir a Eliahu Hanaví. Todas corrieron hacia la puerta abierta y con lágrimas en los ojos rezaron a Hashem por su propia redención, rogando que “así como estamos este año aquí, nos reencontremos el año próximo libres en la Jerusalem reconstruida”.
Queridos amigos y patrocinadores: probablemente estén tratando de imaginarse la escena de todo lo que acaban de ver y leer… ¡Sepan que en realidad hay mucho más que eso que pueden llegar a imaginar! Y además, ¡todo esto es vuestro mérito! Es gracias a ustedes que logramos cumplir esta misión. ¡Dichosos ustedes y enorme es vuestra recompensa!
En el ambiente hogareño, las niñas realmente sintieron lo que significa festejar un Pésaj en casa. ¡La atmósfera del hogar se palpaba en todo sentido! Las niñas vivenciaron la búsqueda del Jametz y su quema al día siguiente, la celebración de la noche del Séder y todas las comidas de los días posteriores de Jol Hamoed. Como se suele hacer en muchos otros hogares judíos, también ellas tuvieron la oportunidad de visitar el Kótel durante la festividad y de recitar la bendición especial por el florecimiento de los árboles en esta época.
¡La atmósfera durante la noche del Séder fue tan elevada que era digna de traer la llegada del Mashíaj! Imagínense a estas niñas huérfanas y desdichadas, solas en el mundo, sin un padre ni una madre, sentadas alrededor de una mesa muy elegantemente dispuesta y hermosamente vestidas con las nuevas ropas que les compraron especialmente para el Jag. Ellas interactuaron en el Séder, preguntando el Ma Nishtaná, comiendo la Matzá y bebiendo las 4 copas de vino… ¡Sus rostros irradiaban una alegría y emoción extraída de otro mundo! Y cuando el Rabino Rosenfeld comenzó a enunciar el Kadesh Urjatz, ninguna pudo contenerse y sus lágrimas rodaron libremente por sus mejillas.
La emoción alcanzó su cúspide cuando la puerta fue abierta para recibir a Eliahu Hanaví. Todas corrieron hacia la puerta abierta y con lágrimas en los ojos rezaron a Hashem por su propia redención, rogando que “así como estamos este año aquí, nos reencontremos el año próximo libres en la Jerusalem reconstruida”.
Queridos amigos y patrocinadores: probablemente estén tratando de imaginarse la escena de todo lo que acaban de ver y leer… ¡Sepan que en realidad hay mucho más que eso que pueden llegar a imaginar! Y además, ¡todo esto es vuestro mérito! Es gracias a ustedes que logramos cumplir esta misión. ¡Dichosos ustedes y enorme es vuestra recompensa!
¡Les enviamos nuestros mejores deseos para el año entero y todo lo mejor!